Los de Luis Milla demostraron que el buen fútbol no está sólo al alcance de los mayores, y nos han mostrado la excelente camada de buenos jugadores que vienen detrás de los Xavi, Iniesta, Villa, Casillas y compañía.
España, con las subidas de Didac y Montoya por los laterales, el incombustible y excelente Javi Martínez, la magia de Thiago y Herrera, la pillería de Muniaín y Adrián y el saber hacer de Mata asfixió a una hermética defensa helvética que llegaba imbatida en este torneo a la final.
Fue en un cambio de juego de Javi Martínez hacia Didac, cuando éste sin pensarlo dos veces puso su dulce rosca en acción para poner el balón en la cabeza de un Ander Herrera que llegaba desde atrás para cabecear el balón mostrando el camino hacia la copa.
Ya en el segundo tiempo, cuando más apretaban los suizos siempre a balón parado, Shaquiri mediante, a ese pequeño genio de lámpara llamado Thiago Alcántara se le ocurría convertir una falta sin peligro en el centro del campo en el gol del torneo ajustando el balón por la escuadra desde 40 metros logrando un gol de esos que nunca se ven en las finales.
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